FCA Latam comienza una nueva era con la apertura del Safety Center, su espacio más moderno dedicado a la seguridad de los vehículos en América Latina.
Instalado en el predio de FCA en Betim (estado de Minas Gerais), el Centro de Seguridad tiene un área de 7,600 m² y una pista de 130 metros, con capacidad para realizar pruebas de impacto de hasta 4 toneladas a 100 km/h.
Simulando una amplia gama de situaciones, las pruebas físicas en el lugar evalúan la estructura del automóvil, la calibración de la bolsa de aire y los sistemas de retención de los ocupantes. La iniciativa es otro paso de FCA Latam en la forma de producir vehículos cada vez más conectados a la seguridad del usuario.
Según Marcio Tonani, director de Desarrollo de Productos para América Latina de FCA, “el Centro de Seguridad es un logro importante que confirma el liderazgo del grupo en la región y contribuye a la mejora y mayor agilidad en el desarrollo, al tiempo que mantiene los niveles de seguridad requeridos internacionalmente”.
Con una inversión de aproximadamente 40 millones de reales (incluida la infraestructura, el equipamiento y la capacitación) y los esfuerzos de un equipo de 50 profesionales, se creó el Centro de seguridad Betim en menos de un año para llevar a cabo test de impacto frontal, posterior y lateral contra barreras rígidas, que cubren todas las homologaciones y test de agencias independientes.
Hasta ahora, todos los vehículos FCA creados en América Latina utilizaban laboratorios en Europa o Estados Unidos. “Con el Centro de seguridad en Betim, ganamos autonomía y reducimos el tiempo de desarrollo de los vehículos”, dice Silvio Piancastelli, gerente de Concepto de Vehículos.
Otro aspecto importante del nuevo centro es que está vinculado a toda la cadena de desarrollo del producto, desde la fase de concepto a través de simulaciones virtuales, al desarrollo físico y las pruebas de homologación y al inicio de la producción del nuevo vehículo.
La ayuda de la realidad virtual, por ejemplo, hace que el desarrollo de los vehículos gane en precisión y economía con los prototipos, ya que solo se produce un modelo real después de un complejo análisis 3D. Por lo tanto, el automóvil físico ya va a las pruebas con toda la ingeniería y la madurez adquirida en el proceso, lo que reduce en gran medida la cantidad de ajustes a realizar.