Ayer analizamos los accesos a la cabina del nuevo Citroën, hoy abrimos las puertas traseras y nos sentamos en la segunda fila de asientos para comprobar como trata el C3 Aircross a quienes la ocupen.

Las plazas traseras del C3 Aircross ofrecen un asiento un poco corto y alto. Esto ayuda a maximizar el buen espacio para las piernas y no interfiere con el despeje para las cabezas ya que el techo es realmente alto. En cuanto al espacio para hombros, hay para tres adultos en relativo confort, aprovechando muy bien las paredes laterales de la carrocería verticales que no reducen el espacio en la parte alta.

La superficie vidriada garantiza que la visibilidad sea buena en cualquiera de las tres plazas posteriores e incluso, sentando un adulto en el medio, no entorpece la visión del conductor por el espejo central.

En cuanto a montar una silla de bebe sería ideal contar con anclajes Isofix, igualmente se pueden fijar con los cinturones de seguridad. En este caso, debido al formato de los asientos laterales, hundidos en el centro, el apoyo de la sillita no es bueno permitiendo que se deslice un poco hacia los costados, sin desplazamiento longitudinales.

El dorso del respaldo delantero ofrece un buche para guardar revistas y las consagradas mesitas tipo avión de Citroën. Aprovechando el formato MPV de la carrocería, los respaldos traseros se podrían reclinar unos grados para mayor confort. Por otra parte, hay que aclarar que el banco trasero es muy cómodo, al menos en las plazas laterales, que ofrecen el mismo formato envolvente ponderado en las butacas delanteras. Por último, mediante un atrampa en la bandeja que cubre el baúl, se puede acceder al área carga desde los asientos posteriores.