El Ford Mustang ha evolucionado a lo largo de cinco décadas y seis generaciones, en las que ha habido muchos cambios. Sin embargo, hay ciertas características visuales, tales como la inclinación de la trompa o el formato de los focos, que vinculan el último modelo con el original, ya que se repiten como si fueran los rasgos faciales, la nariz o los ojos en una familia.
De hecho, examinar la herencia de diseño de las seis generaciones de la familia Mustang se parece mucho a repasar un álbum familiar. Los hijos heredan y fusionan los rasgos de los padres, y además ponen de manifiesto los hilos de la continuidad. Del mismo modo, cada generación de diseñadores de automóviles y la época en la que trabajan aporta nuevas tendencias y condimentos al Mustang al tiempo que mantienen la naturaleza de la marca.
“Todo gran auto deportivo es una máquina viva, que respira y refleja tanto a sus creadores como a los conductores”, señala Moray Callum, Vicepresidente de Diseño de Ford a nivel mundial. “Es como un organismo vivo, que tiene que cambiar y adaptarse para no extinguirse”. “Como uno de los pocos automóviles que ha estado en producción con continuidad durante 50 años, el Mustang se ha adaptado con éxito sin perder su esencia”.
La presencia visual, el desempeño y la accesibilidad han sido parte de la esencia de la popularidad del Mustang desde el momento en que salió a la venta el 17 de abril de 1964, estableciendo su sitial en el podio de la cultura automotor. Con 22.000 pedidos en el primer día en que estuvo disponible y más de 9 millones en ventas a lo largo de 50 años, el Mustang rápidamente ganó seguidores en todo el mundo.
Los diseñadores de Ford han identificado los elementos básicos del ADN de este vehículo, tales como sus proporciones con su larga trompa y cola corta, y los han combinado para crear el “look Mustang”. Hay detalles como la grilla trapezoidal, la trompa tipo tiburón, las luces traseras en forma de tres barras, el perfil de línea de palo de hockey y el tablero de pestañas gemelas, que constituyen temas recurrentes y aparecen como constantes a lo largo de las seis generaciones de Mustang.
El perfil tipo coupé siempre ha transmitido el mensaje visual más fuerte respecto del desempeño del Mustang, mientras que el hecho de ser convertible le agrega un atractivo visceral que se relaciona con la posibilidad de conducir sin la capota. El techo más bajo y los laterales más contundentes le brindan al nuevo Mustang una parada más poderosa en la ruta y un look más musculoso y atlético que nunca.
Las nuevas luces traseras de tres barras tridimensionales son características del Mustang pero con un toque moderno que sólo se ha hecho posible gracias a la tecnología de ópticas del siglo XXI.
“Con un auto que es un ícono, como el Mustang, es importante no perder la identidad visual para poder establecer el vínculo con sus antecesores”, agrega Callum. “Parte del trabajo de los diseñadores es editar y seleccionar los elementos necesarios para crear una reinterpretación del auto que sea moderna y a la vez inconfundiblemente Mustang”.