Con el enfriamiento de la demanda del automóvil ha caído también la producción de forma irremediable en el mes de agosto en Alemania. A nivel global, en ese mes el retroceso de producción industrial ha sido de 0,2% a pesar de que en julio había tenido una subida del 1,4%, dato que en su momento dio esperanzas a los analistas, divisando una salida en V de la situación actual y que, tras observar los datos de agosto, ha bloqueado casi cualquier proyección positiva que se hubiera hecho anteriormente.
Si comparamos los datos con los arrojados en agosto del pasado ejercicio, la caída de la producción llega hasta el 9,6%, según datos del Instituto Federal de Estadística (DESTATIS). Analizando por tramos, la producción de bienes de consumo intermedio se incrementó un 3,3% al contrario que en bienes de consumo final y de capital, con retrocesos del 1,3 y del 3,6% respectivamente. En cuanto a la producción energética el incremento fue del 6,7 siendo contrario el signo en la construcción, contrayéndose en un 0,3%.
Todos estos datos quedan a un lado cuando vemos el porcentaje de contracción de la producción automovilística, que este agosto se disparó hasta un –12,5%. A pesar de haber sucedido de forma pareja a la producción industrial, teniendo una subida en julio del 8,9, si comparamos los datos con el segundo mes del año, la bajada es de un 25%. Considerando el peso que tiene la industria del automóvil en Alemania, que supone un 10% de su Producto Interior Bruto, se traduce en un gran impacto económico, ya que casi un millón de personas se dedican a este sector productivo.
En la actualidad el IW (Instituto Industrial Alemán) indica en un estudio que la fabricación de coches en Alemania está llegando a un punto de no retorno. A esta situación se añade como agravantes la gran falta de demanda y los sucesivos episodios de sospechas de fraude en los análisis de contaminantes en los motores diésel de sus vehículos (situación que provocó que las grandes compañías tuviesen que desembolsar multas de enormes proporciones además del desplome de la cotización de su reputación como entes fiables y líderes del sector en todo el mundo).
A esto debemos sumarle que, durante muchos años, esta industria ha sido subvencionada y apoyada continuamente por el estado alemán, siendo ésta su buque insignia y la niña mimada de su tejido productivo. Se ha dotado de fondos incluso para potenciar el coche eléctrico, pero solo las grandes marcas soportan de una manera más fuerte esta bajada de la demanda, ya que solo ellas tienen margen de maniobra para invertir en el giro de timón tecnológico que les hace falta. Las pequeñas sin embargo tienen un futuro muy desalentador en el mercado a medio plazo.
Según fuentes próximas a la cancillería alemana, se afirma que desde el gobierno se opina que las ayudas pueden estar sosteniendo una industria basada en tecnologías abocadas a la obsolescencia e impidiendo la evolución del sector, algo muy similar a lo que sucedió en los casinos físicos con la irrupción de las grandes salas de casino online; una vez superadas sus reticencias iniciales y la percepción del online como enemigo, la mayoría de estos espacios físicos optaron por abrir su propia marca digital.
Dada la situación actual, empresas foráneas como la americana Tesla, a la que desde el sector automovilístico alemán siempre se ha querido desacreditar, dedicada a la fabricación de vehículos 100 % eléctricos, ha hecho su aparición por la puerta de atrás adquiriendo la compañía ATW Assembly & Test. Esta empresa en serias dificultades económicas estaba dedicaba a la producción de baterías de BMW y Daimler.
A nadie se le escapa que la intención de Elon Musk es integrar esta empresa recientemente adquirida en su planta Giga Berlín. El plan estratégico no es un secreto, consistente en aprovechar el tejido productivo alemán para la fabricación de automóviles, pero aportando su hecho diferencial: grandes dosis de inversión, visión a largo plazo y aprovechamiento de los recursos.
Fuente: Canal DW Documental – YOUTUBE
La apuesta de Merkel por este sector va a verse revolucionada por este nuevo agente, que provocará cambios en el sector y aumentará la competencia tecnológica, esta vez sí, sin la intervención directa del estado.