Nacido como Dacia/Renault y conocido en estas tierras luciendo la marca del rombo, el hatchback lanzado en 2008 y procedente de Brasil ya se convirtió en un referente indiscutido en el segmento B. Luego de tres años de su lanzamiento, Renault tomó nota de los aspectos a mejorar, por lo que no dudó en los cambios, obteniendo así mejoras sustanciales en su estética, interior, funcionalidad y garantía.
Probamos la versión tope de gama -Luxe- impulsada por el motor naftero 1.6 -de 105 CV y 16 V- asociado a una caja manual de cinco velocidades. Entre los componentes de su equipamiento se destacan: ABS, airbags frontales, llantas de aleación, aire acondicionado, alarma, USB, Bluetooth, levantacristales eléctricos. El precio vigente desde el 1 de noviembre es de $ 78.900.-
Aunque mantiene la misma plataforma -compartida con el Logan-, el exterior obtuvo acertadas modificaciones. Siendo las más acentuadas en su trompa, con faros, parrilla y paragolpes delanteros rediseñados adaptándolos a la imagen de la marca a nivel mundial, resultando en un estilo más moderno, con detalles cromados que le otorgan mayor elegancia.
En el lateral no se observan cambios sustanciales, salvo sus nuevas llantas de aleación de 15″, y manijas de puerta y espejos color carrocería.
En la parte trasera las modificaciones son mínimas, en los faros y la reubicación de las insignias.
En síntesis, los cambios han sido los necesarios para seguir siendo atractivo para los compradores del segmento.
Interior
En el habitáculo mantiene sus amplias dimensiones, observándose importantes modificaciones en su interior transformándolo en uno de sus puntos más altos, respecto a su edición anterior, donde los plásticos son “amigables” al tacto y a la vista, con terminaciones más que aceptables para un auto Mercosur.
Se destaca la consola central basada en un color negro brillante -característica propia de segmentos superiores- que acopia a un estéreo -MP3, USB, Bluetooth y comandos satelitales- de grandes proporciones, aunque notamos algunas dificultades para sintonizar automáticamente las radios dado que salteaba algunas emisoras y la falta de precisión en la rueda dentada del comando satelital. Por debajo del estéreo se ubican los comandos de la climatización que resultan incómodos al utilizarlos cuando la selectora de marchas se encuentra en cambios impares.
El tablero de instrumentos, si bien no se destaca por su modernidad, incorpora todos los datos necesarios y de manera sencilla, con unos elegantes cromados. Otro punto que delata una mejora en la calidad en su interior se observa en el panel de las puertas, que contienen en perfecta armonía apliques textiles, plásticos en negro brillante y detalles en simil aluminio, sin olvidar la incorporación de los comandos de los levantacristales eléctricos. La tela de los tapizados es buena -en combinación con el aplique en el panel de las puertas- tanto visualmente como al tacto.
La versión Luxe tiene un pack eléctrico nada sorprendente para el segmento que ocupa en el mercado, conteniendo levantavidrios y espejos exteriores eléctricos, cierre centralizado y alarma con comando a distancia -con un click se destraba la puerta del conductor, con dos, todas las puertas-, luneta térmica, limpia lava luneta e indicador de puertas abiertas.
La posición de manejo es buena por sus grandes dimensiones e incorpora todas las regulaciones que ya son comunes en el segmento -volante, asiento y apoyacabezas regulables en altura-. Las plazas traseras también resultan confortables esencialmente gracias a la altura del techo. Finalmente, vale destacar la inclusión de la apertura desde el interior de la tapa de combustible.
Seguridad
La dotación del Sandero cuenta con los elementos esenciales de seguridad, ABS y airbags frontales. Además, suma barras laterales de protección, cinco apoyacabezas, tercera luz de stop, cinturones delanteros inerciales con regulación de altura y pretensionador, dos cinturones traseros inerciales y uno central abdominal. Sin embargo, muchos compradores del Sandero, lo encuentran atractivo a la hora de agrandar la familia, lo cual hace indispensable que los anclajes Isofix dejen de ser un faltante, por el momento una falencia Mercosur.
Ficha técnica y equipamiento
Dinámica
Con un motor de 105 CV y 16 V, a la hora de circular por la ciudad no resulta muy ágil siendo algo “perezoso” a la hora de la aceleración. Las relaciones de caja están bien, aunque consideramos que el vástago de la selectora es demasiado larga y genera algo de incomodidad. A la hora de circular en ruta su comportamiento resulta aceptable, sin vibraciones y ruidos exagerados a más de 150 km/h, aunque a la hora del sobrepaso se nota que no es su fuerte.
La insonorización del habitáculo resulta correcta, superando las 4.000 rpm aparecen algunos ruidos, pero como a las 3.750 rpm en 5ª se llega a 130 km/h, ésto no debería ser un inconveniente para los tramos largos. Vale destacar que circulando a 130 km/h, el GPS nos indicaba 126 km/h; a 80 km/h el display marcó 77,6 km/h y finalmente, a 100 km/h mostró 96,8 km/h, lo que da un error del velocímetro inferior al 4%, un valor muy bueno.
En el circuito urbano, la suspensión trabaja bien y con un despeje importante, circular por las calles es bastante confortable y la parte inferior del vehículo no golpea en ningún lado.
En ruta, al encarar curvas en velocidad, se nota una cierta inclinación de la carrocería, por lo que no le vendría nada mal mejorar un poco este aspecto, que se hace más notorio en presencia de vientos laterales.
Al apoyar bruscamente el pie en el freno, la suspensión manifestó su ajuste para la ciudad, pero gracias al ABS, nuestras preocupaciones desaparecieron.
Conclusión
El nuevo Renault Sandero Luxe posee una relación precio/producto muy buena destacándose el espacio interior, la mejora en la calidad de los materiales y el contenido de los elementos de seguridad indispensables.
Además, cuenta con una garantía más que interesante, de 3 años o 100.000 km. Luego de evaluar su comportamiento dinámico concluimos que sería ideal que obtuviera una configuración algo “más picante”.
Textos: Andrés Costa
Fotos: Mariela Romeo / Prensa