La zaga del C30 es tan distinta e interesante que Volvo sólo utilizó fotos de la parte posterior para su campaña publicitaria de lanzamiento. Derivado de la dupla S40/V50, conservó la estética frontal de sus hermanos, una decisión lógica teniendo en cuenta que el remate trunco con portón de cristal ya era más que llamativo.
El tiempo pasó, Volvo comenzó a distinguir el diseño frontal de los sedanes y de los familiares, y el paso lógico era darle vuelo propio al pequeño deportivo. Así arribó esta actualización de mitad de vida que se centra en la proa dejando el resto casi inalterado.
Básicamente, el frontal del C30 se pone en sintonía con los nuevos modelos de la marca. Los faros duplican su tamaño invadiendo los laterales y ganan contornos sinuosos. Acompañan los marcos de los rompenieblas con corte aguzado y toda la zona lateral inferior del paragolpes en relieve, que se acerca más a lo visto en la gama XC (todoterreno) de la marca.
La parrilla superior aumenta su tamaño y altera el formato rectangular por uno pentagonal. El resto sigue los mismos lineamientos destacándose -como siempre- la línea de cintura que nace desde la boca dinámica, se ensancha hasta la base del parabrisas y luego comienza a cerrarse generando fuertes hombros para una silueta atlética.
Interior
Luego de abrir las inmensas y pesadas puertas del C30, la cabina recibe con el mismo aire sereno de siempre. El negro manda y el auténtico metal pulido pone el acento cubriendo grandes superficies como la consola central. El resto de los materiales es de alta calidad, desde el cuero en butacas y volante, hasta los plásticos de la plancha.
Luego del shock inicial causado por el elemento “flotante” los años van reclamando renovar la consola con nuevos formatos como sucede en las últimas presentaciones de la marca. Lo que continúa siendo inmejorable es la ergonomía, con una simpleza y facilidad de operación tan intuitiva que no precisa de grandes pantallas para configurar todo a gusto.
El C30 siempre se posicionó más como una coupé que como un hatchback 3 puertas. Es importante recordarlo antes de hablar del especio en sus dos plazas traseras, que resulta acotado. El diseño exterior también le pasa factura al baúl. Adelante no hay problemas, se agradecen las múltiples regulaciones eléctricas de butaca, así como su formato anatómico y envolvente.
Comportamiento
El C30 es difícil de definir, por un lado, sus dimensiones y estilo general corresponden a un hatchback mediano, por el otro, su perfil lo acerca a una coupé. Esto no altera por si solo su comportamiento, pero tiene que ver con la calibración general del chasis, que además debe respetar el carácter de todo Volvo.
Esta dualidad se puede analizar desde varios aspectos, por ejemplo la posición de manejo más baja que en un hatch, pero sin rozar el suelo como en un purasangre. Luego están el cuadro de instrumentos, tan sobrio como fácil de leer, y volante inusualmente grande, algo que sucede en otros deportivos premium estelares.
El chasis está a la altura de los 230 CV aprovechando elementos sofisticados como el eje trasero multibrazo. Viaja perfectamente estable aún cuando se exploran los límites del velocímetro y dobla de manera impecable, pero siempre dentro de los márgenes que le impone un calibrado de suspensiones que cuida el confort de marcha.
En todo caso el factor más determinante a la hora de percibir el comportamiento de “nuestro” C30 T5 es la caja de cambios, en este caso automática, pero eso se explica en el apartado de Performance.
Performance
Al frente del C30 T5 se encuentra un 5 cilindros con 20 válvulas y turbo, todo un clásico de Volvo, también visto en varios Ford de alta performance. La nómina de 230 CV es respaldada por 32.6 kgm constantes entre 1.500 y 5.000 rpm.
La fuerza del 2.5 L se traduce en un empuje constante y siempre presente sin importar el cambio. Asociado a la caja automática de 5 velocidades el temperamento es más tranquilo, es decir, corre muy rápido, pero sin demostrar gran esfuerzo para lograrlo. Seguramente la variante manual de 6 relaciones se adapte mejor a quien busque un deportivo más nervioso, mientras que la automática conserva ese carácter más relajado propio de los Volvo.
En ruta, es la primera vez en años que un velocímetro marca menos que el GPS. Por ejemplo a 140 km/h en realidad viaja 4 km/h más rápido y lo hace a 3.000 rpm. Teniendo en cuenta que el ruido del motor apenas se hace notar a partir de esa cantidad de giros, el C30 es un excelente vehículo para viajes largos, rápidos y confortables.
Las relaciones de la caja pueden ser largas, inclusive la 5º baja más de 1.000 giros el tacómetro, pero la reacción es fabulosa. Basta pegar el acelerador al piso para que salte a los 200 km/h en cuestión de metros. El consumo es otra historia, lo más recomendable es concentrarse en cuantos kilómetros podrá recorrer con un tanque que -no en vano- es de 62 litros.
Ficha técnica y equipamiento
Conclusiones
El Volvo C30 camina por un delgado margen donde confluyen la coupé y el hatchback, el Premium confortable y el deportivo. Así pierde como velocista extremo pero ofrece una performance disfrutable todos los días en la ciudad y sobre todo en la ruta donde reofrece como un gran aliado a la hora de recorrer grandes distancias cómodamente y rápido.
Estéticamente sigue atrayendo todas las miradas con su particular zaga, a la que ahora suma un frontal más personal y expresivo. Así el Volvo C30 respeta una de las palabras que más veces se repite en sus folletos, “diferente”, ahora mire por donde se lo mire.
Textos y fotos: Hernando Calaza