La japonesa Toyota deberá pagar una multa de 1.200 millones de dólares a Estados Unidos para dar por finalizada una investigación iniciada en el año 2010 por un defecto en algunos de sus vehículos que causaba aceleraciones involuntarias.
En lugar de hacer un llamado a revisión y corregir el defecto de manera inmediata, Toyota realizó declaraciones públicas engañosas a los consumidores (inclusive llegó a culpar a los conductores) y dio datos inexactos al Congreso, comentó el fiscal general del Estado de EE.UU., Eric Holder.
El fiscal agregó que se trata de la mayor multa pagada por un fabricante de automóviles en la historia de Estados Unidos.
Holder dijo que “el Departamento de Justicia ha terminado oficialmente la investigación penal de Toyota con respecto a los numerosos incidentes de aceleraciones involuntarias que causaron pánico entre los propietarios de Toyota en 2009 y 2010”.
Además, el acuerdo implica que el fabricante japonés “admitirá totalmente” su responsabilidad y realizará el desembolso de los 1.200 millones de dólares.