Renault se encuentra en una etapa de cambio y necesita un buque insignia. El Megane II desempeñó este rol permaneciendo hasta estos días como 3º en su segmento. Sin embargo, la catarata de novedades en el mundo de los sedanes mediano-grandes ha llevado el juego a otro nivel y Renault necesita un Nº1. Es el turno del Fluence.
Antes de iniciar la marcha, hay que destacar que la estética del Fluence cumple con el difícil trabajo encomendado. Derivado del Megane III, modelo también presentado en Bariloche y probado por Mega Autos Digital, se diferencia totalmente del hatchback, que arribará importado de Turquía. Las proporciones son otras, además del largo, que también supera al Megane II, crece en su distancia entre ejes.
Las líneas fluidas hacen honor a su nombre entregándole un aspecto elegante, despojado de agresividad deportiva, pero dinámico. Algunos elementos que colaboran en esta impresión son los faros delanteros altos y alargados, y el techo en pronunciado declive se integra armónicamente con el baúl en sutil declive. Combinados con una trompa afilada y la boca inferior alargada lo hacen lucir levemente achatado aportando el dinamismo antes nombrado. Los faros posteriores recuerdan a un gran turismo italiano ultraselecto, realzando la sensualidad del modelo.
Textos: Hernando Calaza
Fotos: Ezequiel Herraiz