El nombre Sentra no es nuevo para nosotros, ya hemos conocido el modelo más de una década atrás. Lo que ha cambiado profundamente es el vehículo, que se encuentra transitando su sexta reencarnación. De aquel sedán con líneas sobrias, casi anodinas, solo ha quedado en pie la filosofía minimalista, aplicada en sus superficies amplias y limpias.
El enfoque está puesto en el aspecto tecno, algo que se aprecia en los faros verticales, al estilo de la hermosa 350Z, y en los posteriores, de tamaño grande, mascara translúcida y fondo cromado. El remate en diagonal de la ventanilla posterior y el parante alargado alivian visualmente la prominente altura del techo, dándole un toque más deportivo. Acompañan los guardabarros acampanados y las dos hendiduras longitudinales del capot.
La utilización del cromado, en forma de sutiles acentos agrega un toque de elegancia, en la parrilla, las molduras laterales y en el grueso barral sobre el portapatente. Así se logra redondear y agregar interés a una carrocería que se nota, ha sido planteada para dar practicidad y buen espacio interior.
Interior
El anuncio realizado por el techo elevado es confirmado en la cabina con gran espacio, incluyendo las plazas posteriores, con sus tres apoyacabezas, cinturones de tres puntos y fijaciones ISOFIX. El baúl alto también ofrece un gran capacidad y la practicidad de dividirla mediante una puerta rígida. Continuando con la estética exterior, las líneas de la cabina son minimalistas, con un tablero recto y una consola vertical que agrupa con simpleza los principales comandos. Se destaca la pequeña guantera superior con tapa, el estéreo con gran pantalla, los comandos del aire acondicionado, que extrañamente no es climatizador, y la palanca de cambios flotante.
Teniendo en cuenta los progresos del segmento, la calidad de materiales es simplemente correcta, con material inyectado de espumado leve en la zona superior. Las terminaciones son buenas, incluyendo cuero en los amplios sillones y el volante de importante aro, que también recibe decorados metalizados y diversos controles, con botones pasados de moda, pero prácticos. El cuadro de instrumentos es simple y claro con dos medidores grandes y una pequeña pantalla circular en el centro.
Probamos la versión más equipada, Tekna, que se destaca por contar con techo solar, 6 airbags, ABS, y Rear View Camera en lugar del clásico radar de estacionamiento posterior. Al insertar marcha atrás, la pantalla del estéreo muestra las imágenes capturadas por una camarita en el portapatentes y las acompaña con dos líneas que indican el ancho del Sentra y la distancia. Por una parte requiere apartar la vista de los grandes y prácticos retrovisores, que no sería necesario con los avisos acústicos de los sistemas convencionales, por otra es super preciso y confiable.
Comportamiento
A primera vista, este Nissan parece estar en las antípodas de la coupé 370Z. Su carrocería alta, el estilo simple, tanto en el exterior como en el interior, hablan de un vehículo enfocado hacia la practicidad y el confort, en lugar de deportivo. Se suma su procedencia mexicana, desde donde también es exportado a EE.UU., país conocido por utilizar suspensiones blandas.
Al ponerse en marcha, se percibe algo distinto de lo pensado, es decir, dentro del enfoque hacia el confort, la carrocería y sus movimientos están perfectamente contenidos por amortiguadores y espirales bien calibrados. Lo mismo sucede con la dirección, luego de ver el tamaño del volante, se espera que sea sobre asistida y carente de tacto, a lo que responde con una dureza correcta. Extrañamente, los franos cuentan con tambores en las ruedas traseras, pero son respaldados por un pedal con tacto correcto y ABS.
La posición de manejo correcta se alcanza fácilmente mediante las múltiples regulaciones manuales de butaca y volante. Los asientos son muy cómodos, amplios, mullidos y bien tapizados. La visibilidad es correcta en todos los planos. Hay que ponderar la elección de llantas de 16″ en todas las versiones, dejando un buen perfil de caucho, que conserva el confort ante las irregularidades filosas.
El Sentra es un sedán mediano, con foco hacia usuarios con más interés por la electrónica que por la mecánica. En otras palabras, si desea una herramienta para atacar curvas con pasión, tiene que buscar en otro volante, sin embargo si lo que quiere es un auto práctico, lindo, confortable, pero sin renunciar a un comportamiento estable, ágil y seguro, tanto en recta y como en curva, aquí tiene un compromiso bien logrado.
Performance
El Sentra es animado por el conjunto motor-transmisión de la Alianza Renault Nissan, también utilizado en el Fluence. Al frente se encuentra un 2.0 litros de 16 válvulas y 143 CV, con 20.4 kgm a 4.800 rpm, una suma justa y a alto nivel de giros. Afortunadamente, ayuda el peso relativamente contenido del Sentra, con menos de 1.300 kg, y las seis relaciones de su caja manual. En nuestro caso probamos una unidad automática, con transmisión por variador continuo (CVT) denominada X-tronic por la marca nipona.
Luego de hacer el típico ruido inicial de las cajas automáticas, el Sentra establece una marcha fluida, cuyo silencio solo es interrumpido cada vez que se aprieta fuerte el acelerador. En ese caso, el tacómetro se desplazará inmediatamente hasta la cantidad de rpm que considere necesarias el cerebro electrónico y la aguja no se moverá de ahí hasta alcanzar la velocidad deseada o levantar un poco el pie. Si se hunde a fondo el pedal derecho, buscará el fondo de cuenta vueltas, si se conduce tranquilamente, utilizará el mínimo indispensable, todo en forma continua, sin escalones ni tirones.
Si en ciudad se logra un andar ágil, a cambio de algunos ruidos provenientes de la transmisión cuando se acelera, en ruta viaja muy desahogado, a bajas rpm, aún superando los límites legales. El silencio mecánico en la cabina es bueno, no tanto respecto de roces y filtraciones aerodinámicas. En todo caso solo hay que girar la perilla del volumen en el estero, con entradas USB y Aux, para disfrutar de su buen sonido.
Ficha técnica y equipamiento
Conclusiones
Como se ha dicho hasta ahora, el Sentra es un sedán que, ante la nueva ola de mediano-grandes, conserva en el tamaño medio. Esto se aplica en su posicionamiento, que no busca niveles de elegancia y refinamiento superiores, con materiales y diseño elaborados. Por el contrario, busca una buena relación precio producto, manteniéndose minimalista, con lo necesario para no desentonar. A cambio, ofrece algunos componentes destacados, como la cámara retrovisora, el acceso y encendido sin llave, y encendido automático de luces en la versión Tekna aquí probada.
Es evidente que no está apuntado a los usuarios tuercas, ni a los apasionados por la mecánica y las curvas, sino para un público joven, que creció con la electrónica y es ávido de tecnología. Esto no le quita ofrecer asientos cómodos, cuero y muy buen espacio en la cabina y el baúl. Combina bien confort con estabilidad y su andar es muy fluido, al menos en la variante automática con el excelente sistema CVT.
Textos y fotos: Hernando Calaza