Reemplazo del Aveo, el Sonic llega de Corea luciendo un diseño deportivo y moderno. El frente es agresivo y la doble grilla, coronada con el moño dorado otorgan al conjunto la identidad global de la marca. Los faros principales, circulares y sin cobertura o tapa, resultan inéditos para Chevrolet y en los extremos se ubican ahora los otrora reglamentarios y de giro. Nos resulta difícil imaginar cómo se podrán quitar los insectos que quedarán en los huecos después de un viaje en ruta durante el verano.
El perfil es atrevido y las manijas de las puertas traseras están disimuladas en el parante y el quiebre que remata la carrocería. Quedan muy bien las llantas de aleación, con cinco rayos dobles.
Salvo los faros que repiten la forma y exposición de los delanteros, las líneas en el plano posterior son más convencionales y recuerdan a las de algunos de sus competidores.
Interior
El interior, de estética muy bien lograda, luce juvenil, con una buena combinación de colores y materiales; sin objeciones los empalmes y terminaciones. El conjunto, enriquecido de día por la iluminación que aumenta gracias el techo translúcido, es el resultado de las exigencias necesarias para comercializar productos en mercados del Primer Mundo.
Aunque no a todos guste, el tablero de control se diferencia de todo lo conocido: tacómetro central circular, display rectangular de generosa área con velocímetro digital de números grandes; a la derecha, en el centro, una información lumínica “shift”, recomienda cuándo es conveniente pasar a la marcha inmediata superior; como marco superior e inferior se observan múltiples indicadores circulares pequeños que verifican sistemas y circuitos y en los extremos del tablero, se ubican los de giro y baliza.
La consola entre los asientos contiene múltiples mandos del sistema de audio y del climatizador, la mayoría perillas con movimiento angular. El volante, de correcta empuñadura, en los barrales horizontales incorpora mandos a distancia de audio y del control de crucero. La guantera es doble, la puertas delanteras cuenta con portamapas y no existen muchos más porta/guarda objetos.
El volante y la butaca del conductor cuentan con todas las regulaciones que permiten una correcta posición de manejo. La visibilidad es buena en los planos francos, incluso hacia atrás, mejorable en el ciego de cruce por la elevada posición de los retrovisores.
Sin ser el top entre sus competidores, el espacio habitable es de los mejores, incluido el disponible para las plazas posteriores y como sucede en los hatchbacks 5 puertas de 4 m de largo, la capacidad del baúl es limitada.
La insonorización es buena en relación a los autos regionales, pero no coincide con el nivel general del auto.
Seguridad
En seguridad se destacan los seis airbags y el repartidor de intensidad de frenado sumado al ABS, como así también cinturones inerciales para las 5 plazas.
Comportamiento
Como para los registros de frenado se hacen 2 ó 3 pruebas para establecer el promedio, se observó ligera fatiga en las últimas y se puede deber al sistema de tambor o campana del tren posterior; no obstante, las medidas fueron buenas.
Como era de imaginar, los valores de consumo en el circuito urbano donde se usa 1ª, 2ª y 3ª reiteradamente, no coinciden con la economía que supone la cilindrada del motor; la comodidad que representa no tener que hacer cambios de marchas en el tránsito intenso tiene como contrapartida el precio al pasar por el surtidor. No sucede lo mismo cuando se viaja en rutas a velocidad constante, circulando en las máximas velocidades legales de autopistas recorre más de 11 km por litro, mientras que en ciudad necesita poco más de 10 km para referido consumo.
Dinámica
El reglaje de la suspensión ha logrado un correcto equilibrio entre los requerimientos del tránsito en los circuitos urbano, extra urbano y conducción enérgica. En la ciudad, el comportamiento está muy al límite del confort, pero no hay que olvidar que las calles de Buenos Aires tienen de todo y para todo. Los poco más de 5 m de radio de giro, con dirección asistida no exagerada ganando en sensibilidad facilita cualquier maniobra, la de estacionar se ve simplificada gracias a los sensores de aproximación y la buena visibilidad hacia atrás. Se desplaza con agilidad en el tránsito, mucho más que la sensación contraria que resulta del resbalamiento con que acoplan las primeras tres marchas de la caja automática.
Igual percepción se experimentó en el ensayo dinámico de aceleraciones, pero la adquisición de datos registró buenos valores en la exigencia de 0 a 100 km/h, en el cuarto de milla y el kilómetro. Si bien la selectora automática está programada al gusto norteamericano acoplando las primeras marchas con resbalamiento del acople hidráulico, al medir aceleración y reacción las seis relaciones de caja y el eficiente convertidor de torque hacen lucir los 115 CV del Sonic por encima de los 120 CV de su principal competencia.
Si bien cuenta con la opción secuencial, ésta es fija en la marcha elegida, vale como freno motor pero limita el modo deportivo de conducción. Cuando se opta por ésta y se utilizan las tres primeras marchas, el acople hidráulico genera en el resbalamiento pronunciado una pérdida de potencia cuando se pasan los cambios, en aceleración manualmente es más lento que en automático. Si se quiere doblar rápido cuando la trayectoria es serpenteante, en automático las marchas pasan a la inmediata superior y no se dispone de fuerza en la rueda para doblar. Seguramente con caja manual el comportamiento sea diferente, pero se perderá el confort de la transmisión automática.
Conclusión
No es fácil entender la política de precio de General Motors, que para este producto, teniendo en cuenta la competencia, resigne rentabilidad. Si así no fuera, restando el impuesto del 35% que lo penaliza por su condición de importado extra-zona (Corea), su precio sería 22% menos que la versión base de su principal competencia. De ser así y si se reactiva el acuerdo regional con México, donde comenzará a fabricarse antes de fin de año, el Chevrolet Sonic tendrá la mejor relación precio/producto de todo el mercado.
Textos: Alberto Juárez
Fotos: Mariela Romeo